Polifonía
sorda
¿Tu
verdad? No, la Verdad,
y
ven conmigo a buscarla.
La
tuya, guárdatela.
Antonio
Machado
Saco vacío de irreverencias
gritos ahogados en letanía sonante
¿A quién cantan?
Al arma que retumba en la noche ciega.
¡Alarma!
Necios bailan entorno
al crepitar del silencio.
¿Acaso pinto filigranas
en el ocaso del día?
Sin embargo, la venia teológica
así lo indica:
“Serás lo
que debas ser...[1]
“Sordo
ruido oír se deja”[4]
y desde el pulpito
bajan el telón a las ideas.
Sacra monofonía del mandato celeste.
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