Antisalmo
13
Y el sol se detuvo,
y
la luna permaneció inmóvil
Josué
10, 13a
Cómo
hacemos para cantar al aire
Con
qué voces levantaremos el mundo
En
qué nota entonaremos
la
música de la destrucción
Los
muros caen
sin
que los bronces y cuernos suenen
Las
tinieblas llegan
estando
aún el sol en el cenit.
La
sombra se detiene
y
Gabaón empuña su daga
a
pesar de que el sol siga su curso
y
la luna transite su senda
Qué
hacemos si el camino
se
alarga bajo nuestros pies
y
el abismo se ensancha
sobre
nuestras crismas
El
desierto crece con el aliento estertoreo
de
los hijos de hombres
Quién
alza los brazos ad infinitum
y
quiénes ayudan en sacra tarea
Si
deseas salvación
camina
a los cerros
masca
las hierbas
y
cíñete el cíngulo yugante
Las
piedras caen
desde
la escalera celeste
las
almohadas colapsan
ante
la cabeza que rueda
Qué
haremos ante
la
cena perturbada
de
panes ácimos
y
vides sangrantes
El
bálsamo aceite
se
ha puesto rancio
y
no sirve ni para ungir
las
suelas de los calzados
Los
pasos vacilan ante
las
arenas que ascienden
sierpes
tenaces
que
al bastón se uncen
Canto
a la tarde que gime
por
la sangre del león del desierto
por
las vísceras derramadas
del
camello que pasta
Oasis
salino en la soledad del invierno
Dónde
beberemos el silencio
Dónde
curaremos las llagas
de
la tristeza
La
muerte se oculta
tras
la esquina de la palma silente
los
montes beben ebrios
la
bilis eterna de ansiedad
Qué
armas se esgrimirán en el cielo
cuando
las estrellas ametrallen el viento
Con
qué fragua templaré
la
espada mellada del despojo
Bajo
las nubes trepo al misterio
melodía
irredenta que mata sueños
Dónde
está la gruta de las ansias postergadas
de
la fuente que mana leche y miel
Si
buscas la oscuridad
es
la luz la que te encuentra
No
hay brecha que no crezca
y
farol que no ciegue
El
cedro brinda su resina
que
en altar quemamos
Mis
manos sangran voluntades
oferentes
al dios que no existe
Al
barro se tuestan las horas
y
en los días se queman los ojos
Dátil
amargo que cede la tarde
dadiva
perversa del espíritu muerto
El
pozo de hiel perfora las tripas
y
los muros no ceden
En
Samaria las extremidades lloran
el
desacierto del camino pálido
Cuándo
el báculo leñoso
cercenará
cual guadaña
El
halcón cava en el aire
su
túnel de hambre
En
la loma levantamos las esperanzas
y
sobre el filo de la espada
dejamos
los sueños
de
la lluvia que no llega
Con
qué rocas levantaremos
los
proyectos de mañana
si
la cantera
se
volvió ceniza
Con
qué leños encenderemos
la
hoguera que purifique el mundo
si
la angustia
arrasó
los bosques
Sobre
la senda la caravana avanza
con
alas de fuego y patas de pedernal
Los
guías perecieron
bajo
sus huellas desnudas
Si
fueras viento
sopla
en dirección del incendio
aviva
las llamas
abrasando
la ternura
El
lomo se quiebra
bajo
la carga de espinos
Arenas
llenan su boca
cegando
su voz
La
ofrenda está pronta
el
becerro bala en letanías rituales
El
cuchillo se desliza
y
sobre la losa la uva perece
Brota
la sangre manchando el desierto
el
agua vino se vuelve
vino
de la noche
sangre
de las piedras
El
tiempo perece
ante
el filo del sol quemante
incienso
rojizo que donamos
en
la espera de la nada que llega
Quién
correrá la lapida
para
qué resucitemos mañana
Quién
limpiará el desorden
cuando
todos muramos
el irredento