porque la lucha continua y las palabras no se quedan atrás

la palabra resiste

y en eso estamos


jueves, 23 de abril de 2015

A quien le quepa el sayo que se lo ponga o (me cago en el buen hablar)

Ni barco, ni dios, ni sistema
que alivie la pena de la sangre perdida
Aquí estamos, irredentos
de este mundo
que nos condena a yugar la sal y la sangre
que necesita
como motor
de su avaricia y su codicia.
Aquí estamos irredentos con las manos rotas, con las uñas partidas, con los pies llagados
esperando, esperando
el día que llegue y
que el sol ilumine mis ojos salidos
Aquí estamos
esperando, esperando

Que mis manos sangran, que mis manos tiemblan, que mis manos se cansan
pero esperamos
esperamos
que te canses, que te agotes, que te mueras
ahogado de en tu propia mierda
de gula materialista.

La tierra se pare sola
y los hijos legítimos levantaremos la bandera
sangrante de la verdad oculta.

Sobre el mar las lapidas se posan
gaviotas de luto acompañan
y los peces siembran flores
por la pena del jardín marchito.

Las cruces o las lunas o las estrellas o la nada se apoyan sobre el mar.
Móvil, grávido, espasmódico, eyaculante
el cementerio se sumerge en el abismo
Llora la carne
llora por la sombra
de la meta
que su hunde
en la noche
larga
larga
larga
larga
como la espera
de la dicha
que no llega y que acaba en una tumba.

Sobre las olas nacen esperanzas
que en espumas perecen.
Sobre las rocas del tiempo
me muero
me muero
me muero de inmigrante
de pobre diablo
que sustenta noches
que sujeta hálitos
que llora en la carrera
que comienza
y no termina.

Sobre el mar se siembran los huesos
de la cosecha de este sistema.
En las puertas del castillo
fueron a expirar las migajas
de la mesa desbordada de los señores.

Lloran mis ojos la sangre
que se pierde
los hijos que no se recuperan
los hijos de alguien
que los espera
con el abrazo partido.

Yo sé que no te importa
Sé que te cagas en los muertos del Mediterráneo

Con sus huesos haremos trompetas
que derrumben tu muralla
y al caer el día no tendremos piedad
ni un mendrugo
para darte
cuando en mi puerta
golpees necesitado.

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