La orilla opuesta
Mi sombra dibuja una tumba.
Caigo en ella.
¿Quién para la olla
cuando es la tarde
lo elemental del aire?
Catapultas de fuego
al atardecer pintan
la soledad
Botellas cansinas
que, el río remontan
besan las ramas
sobre el cuero marrón
Bajo la sombra de los sauces
no sentamos
a llorarte, oh, Sión28
y en la senda del desierto
un camello muerto
pace arenas;
la piel colgada y los huesos
dibujando cales
sobre la carne azul.
Del horizonte a mis pies
la sombra del mundo
se proyecta
excavando una tumba
donde ruedo
aturdido.
La sangre se aquieta.
Llegan los buitres.
28 reformulación de Sal. 137 (136), 1-2.
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