Esta poesía la escribí hace un tiempo. Estos días un amigo Pablo Pesco me prestó una antología de Manuel J. Castilla, uno de los grandes poetas salteños. En ella descubrí el poema que escaneé y está al final, Muertos en Piedra Pintada.
Me impresionó de sobremanera la similitud de algunas imágenes compartidas. Con esto no quiero ni pretendo compararme con el gran Manuel. Sino que este paisaje y su gente (del paraje Piedra Pintada, en el Valle Calchaquí) te entra por los poros, las narices, el cuerpo, las manos generando imágenes similares. El titulo original de este poema era Piedra Pintada. Luego de conocer el de Manuel lo titulé Vivos en Piedra Pintada en homenaje a Manuel J. Castilla y a las gentes que viven, resisten, trabajan en Piedra Pintada .
a Manuel J. Castilla
el
viento sopla arrastrando arena
los
rostros se curten bajo el sol.
una
casa del color de la tierra se esconde detrás de los cerros.
algarrobos
y chañares besan las costas del calchaquí.
las
parras paren racimos y un zorro husmea buscando algo de comer.
sobre
un cerro las reliquias de un pasado indígena, piedras pintadas, morteros,
cacharros
antiguo
mochadero
de los Calchaquíes.
Ni
conquistadores, ni misioneros, ni encomenderos, ni ejércitos, ni hacendados,
ni
bodegueros lograron acallar las voces
de
los hijos de la tierra.
El
vino actual tiene gusto a sangre.
las
piedras ruedan gritando en kakán
y
la asada es empuñada por aquellos
a
los que quisieron dominar, doblegar,
misionar,
convertir, exterminar.