Viajero
sideral
por
el espacioso rio donde navego
A
la vuelta de la esquina
tras
el farol que madruga
majestuoso,
benevolente, envolvente
lo
contemplo
Ansiedad
de la eterna espera
en
aquellas estaciones
donde
el dulce pitido de una mandarina
me
embriaga
tus
contornos se disipan
con
la ceguera que tus besos
me
produce
¡Ya
llegas!
para
arrebatarme de la muerte
cuando
duermo.
¡Sol!
¡Gran copa de la que
bebo
la vida!
Me
emborracho entero
anhelando
que me abraces
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