Fotocopias
Ojalá
pudiera tener un pecado original.
Ya
vienen todos
usados,
gastados, aburridos, maltratados
el
único que tenía
me
lo sacaron apenas
nací
y sin preguntarme
si
me gustaba o no .
O
probarlo. Aunque fuera un rato.
Por
ahí, quien dice,
era
un pecado bonito.
A
estrenar
De
primera mano
y
resultaba que me podía dar el lujo de engrupirme
en
el barrio
por
poseer
un
pecado
original-original
y
no de esos que te venden
más
tarde, como para compensar.
¡Qué
gracia tiene que tengamos que
volver
a conocerlos
si
ya teníamos uno!. O tal vez dos.
O
quién sabe quizá era un paquete
como
esos de galletitas surtidas.
y
uno mete la mano y saca cualquiera.
Algunos
más ricos que otros,
con
dulcito arriba o relleno.
Pero
al fin todos comestibles.
Devuélvanme
mi pecado original.
Los
que vienen después son copias malas,
con
rayas, chorreados de tinta,
y
no se lee nada.
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