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lunes, 27 de octubre de 2014

M´historia

                                                       a Mary y Raúl. a Antonio Machado

Yo nací en un pueblo
donde el oro solo baña los cálices de la iglesia
y el bolsillo de estancieros.
Cuando nací, mi madre
fue dada de alta luego de parir
porque el invierno arreciaba
y el hospital no tenía calefacción.

Desde mi infancia, mis padres yugaron
bajo el peso de la realidad
inflación, levantamientos armados, menemismo.
No sobraba nada aunque faltaban algunas cosas
abundaban las palas y los libros escaseaban.

En hogar de obreros y semialfabetos
crecí en la honra del trabajo y bonhomía
no reclamo ni reniego. La historia contada
no es vergüenza ni hidalguía
a pesar de su humilde pasar.

He mentido y lo revoco
eran tres los libros que en mi casa había
una biblia, una enciclopedia y un diccionario
que en mi años tiernos fueron
la llave a un mundo desconocido.

El lápiz y la pala han sido mi escuela
con uno aprendí a soñar, con la otra a trabajar.
Conocí y no por indigno
las duras labores y sus penas.

Desde precoz los diversos oficios ejercité
del jardín y huertas a la albañilería, cosecha,
maestranza, peón de supermercado, barman,
mantenimiento, fabrica, limpieza, cobrador de cuentas,
dibujante de planos, secretario, socio cooperativista,
lavador de autos, docente, investigador,
mozo, asador, hasta me vestí de payaso
y por las calles repartí volantes.
Algo habré de olvidar y para alivio
de mi mente agotada.

Entre la iglesia, las misas, procesiones,
incienso, monaguillo,
catecismo y misiones ¡Qué más podía hacer!
En mis años adolescentes al seminario marché
tras la idea de vocación, que dios me llamaba ¡Vaya idea!
A dios no lo encontré y si estaba
no atendió.

A la ciencia fui a la búsqueda
de las verdades del mundo.
a los ocho años me declaré evolucionista
y en el seminario con el bedel
trajo sus problemas. Me costaba entender de filosofía tomista
el espíritu encerrado en el cuerpo,
y la esencialidad de las almas. ¡Vaya antigüedad!

A la Plata me fui, al museo estudiar.
El positivismo me mostró las posibilidades de discutir
y buscar la verdad. Los métodos precisos,
las técnicas exactas, la teoría coherente.

La coherencia con la explotación,  el crecimiento del capital
y el desinterés en el avance de la sociedad.
El motor del desarrollo individual,
el serrucho preparado, los escalones de cráneos
en uso, los temas de interés,
las carreras prioritarias, el acomodo,
los pastas del 29.
Dogmas y oscurantismo posmodernos.

Escapé de la noche para caer en la oscuridad
¿Y qué hacer? ¿Y dónde ir?
Hasta aquí llego y hasta aquí
les he mostrado lo que soy, lo que fui.

De las letras yo no sé
el posmodernismo no me llena
cascaras vacías de frutos desechados.
El pasado bien cabria aunque de trillado
tiene el café su gusto.
¿Romántico, moderno, surrealista, social?
Todo y nada. La rima vacía es pretender
hervir agua usando un colador.
Aspiro a la historia, el desafío de la acción,
al cambio. La revolución de mentes y cuerpos.
Aspiro cambiar la realidad, a forzar la rueda y cambiarla de eje.

Esto soy, la nada misma
que se yergue incansable, eterna
aunque la eternidad dure el instante

de la última llama de la vela que muere. 

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